La maternidad
Janine Antonini, 2038 (2000). «No voy a hablar de arte, voy a hablar de sentimientos. Aunque, ¿acaso lo primero no conlleva, necesariamente, lo segundo?». He borrado y escrito esta frase al menos unas cuatro veces. Plasmar por escrito la esencia de lo que una quiere transmitir o de lo que está pensando no es fácil, pero la he terminado aceptando ante la imposibilidad de desentrañar de mi cabeza otras palabras, y porque esta vez ha ganado el «mejor escribir que dejar que todo se evapore». En definitiva, lo que sin ningún éxito poético-literario pretendía advertir al lector en esa frase de apertura es que no debe esperar de este artículo un análisis artístico sobre la obra de Janine Antonini, a quien, debo confesar, conocí hace pocos días. La cuestión es que, por motivos que no vienen al caso, aunque siendo historiadora del arte tampoco resultará una sorpresa para nadie, ayer mismo me sumergía por primera vez en la lectura de una antología de textos de Linda Nochlin sobre mujere